Porque a él le caerán todas las culpas que se le puedan y más, luego del descalabro habido en el rallye donde, tras la larga experiencia tenida por ambos integrantes del equipo, se penalizan dos minutos de retraso en un rallye que se estaba jugando al sprint.

Al copiloto las culpas, y al piloto, seguro, que le lloverán los parabienes, pues se quedará como el ganador moral del rallye.

Señores, ya está bien. Que por aquí no nos chupamos el dedo, y son muchos los años viendo crecer este deporte, para que me vengan ahora con disimulos.

Quiero que alguien me explique, como en el rallye de Santa Brígida, este mismo coche, no fue capaz de bajar sus tiempos y en este rallye del Norte, hace unos tiempos intergalácticos, que cuando algún iluminado del equipo se da cuenta, manda disimular la historia con una penalización que no venía a cuento para nada, cuando se juega con las cartas boca arriba.

Es la valoración de alguien que ya empieza a estar harto de ver, como en determinados rallyes canarios, determinados coches se comportan de diferente manera dependiendo en que isla corran.

Es la opinión de alguien que está harto de no ver las mismas condiciones de verificación, según sea la isla en que se participe.

Es la opinión de alguien que está en contra que se siga engañando al aficionado que hace grande este deporte.

Yo me siento engañado, y por eso lo digo. Si estoy equivocado, que alguien me demuestre lo contrario. Pero aquí nadie es manco, y los tiempos están ahí, que son los que marcan la historia, pero también está la lógica, y ella indica que hay gato encerrado.

Fui copiloto, y me apena saber que las culpas, como siempre, vayan al que ocupa el asiento de la derecha. Una vez más. Que pena.