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Stop&Go: Dentro de la seguridad del Rally Islas Canarias WRC 2025

Reuniones nocturnas, mapas y cinta roja: así se montó la seguridad del WRC en casa

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Kalle Rovanperä y Jonne Halttunen
Kalle Rovanperä y Jonne Halttunen
Hay aspectos que los aficionados al motor ven desde la cuneta, desde la tele o desde las redes sociales... y luego está lo que ocurre durante meses entre bastidores: reuniones, documentación, software especializado y una dedicación casi invisible. Ahí es donde nos tocó vivir el Rally Islas Canarias - Rally de España WRC 2025 de una manera muy distinta: desde dentro, formando parte del equipo de seguridad.

Sí, estuvimos en esas reuniones maratonianas –porque lo eran, de verdad– con Alejandro “Jano” Fraga (Adjunto al Director de Carrera), Francisco Naranjo (Jefe de Seguridad), José Ángel “Pepo” Batista (Director General) y sus equipos: logística, organización, prensa y más. Y por supuesto, con el apoyo constante de Germán Morales, auténtico alma mater del rally, que además de presidir, mantenía reuniones constantes con el promotor del WRC, revisaba tramos con ellos, atendía compromisos institucionales y aún así encontraba tiempo para bajar al detalle en cada reunión en la que participaba.

Lo curioso es que la mayoría de esas reuniones eran los lunes a las 20:00h y, salvo milagro, no terminaban antes de altas horas de la madrugada. Se alargaban hasta la medianoche o incluso más, lo que exigía un esfuerzo personal notable de todos los implicados. Y cuando el rally se acercaba, la intensidad se multiplicaba: también miércoles y hasta viernes, convirtiendo aquellas semanas en un verdadero maratón logístico. Eran horarios intempestivos, sí, pero asumidos con la convicción de que organizar un Mundial exige dar más de lo habitual. Era como vivir un rally paralelo, pero en versión nocturna, café en mano y con el runrún de la palabra más repetida: seguridad.

Entre software especializado y cinta roja


En una de las primeras sesiones repasamos el recorrido completo, tramo a tramo, kilómetro a kilómetro. Para ello se utilizaban herramientas de gestión de mapas y seguridad especializadas y aprobadas por la FIA en el Mundial de Rallies. El objetivo era claro: definir vías de evacuación, accesos para el público, posibles zonas de aparcamiento, helipuertos improvisados para cubrir lugares de difícil acceso, y hasta dónde ubicar cada comisario o cada agente de policía local.

Fue un shock descubrir la enorme cantidad de detalles que regulan los estándares del WRC y la FIA. Desde la prohibición de usar vallas unidas por el riesgo que suponen en caso de impacto, hasta cómo un simple trazo de cinta roja o amarilla puede marcar la diferencia entre una zona segura y otra inadecuada. Esa noche entendimos la dimensión real de lo que significa “velar por la seguridad” en un rally del Mundial: no se trata solo de vigilar, sino de anticipar cada posible escenario con criterios internacionales muy exigentes.

La complejidad de cada decisión


Hubo jornadas donde lo que se discutía parecía casi surrealista: qué hacer con un contenedor de basura porque podía arruinar un plano de televisión del WRC, cómo colocar grúas adicionales en cada tramo o cuántos sacos de arena eran necesarios para reforzar zonas críticas. Otras reuniones, en cambio, se centraban en aspectos vitales: garantizar un vehículo de intervención médica cada 7-9 km, organizar la caravana de seguridad con sus coches 0, 00, 000 y el escoba, o diseñar el despliegue de comunicaciones vía satélite para no quedarnos sin señal en momentos clave.

Todo esto exigía un nivel de coordinación brutal, porque hablamos de estándares WRC donde cada detalle importa. La FIA no da margen de error: desde la ubicación de un helicóptero hasta la cinta que delimita a un espectador, todo debe responder a un manual que está pensado para los rallies más exigentes del mundo. Y cumplirlo en Canarias supuso un trabajo monumental.

La presión de que todo encaje


Uno de los momentos más tensos fue cuando la lista de inscritos superó los 60 equipos. El reto logístico se disparó: ¿dónde ubicar tantas asistencias? ¿cómo encajar los horarios sin poner en riesgo las retransmisiones internacionales? Porque en el Mundial no solo importa que los coches salgan a la hora: es que deben hacerlo exactos al segundo que marca la televisión. Cada retraso impacta en una emisión global.

También se hablaba mucho del público. Esa era la gran preocupación compartida: evitar suspensiones de tramos por aglomeraciones o por ubicaciones peligrosas. Se diseñaron zonas específicas de parking, se señalizaron incluso los “parking foto” para la prensa, y se reforzaron los mensajes dirigidos a la afición para recordar que la seguridad es cosa de todos. Porque al final, sin público responsable no hay rally posible.

Un rally que ha hecho historia


No nos engañemos: hubo noches en las que salíamos con la cabeza llena de viñetas, coordenadas GPS, radios, permisos de la DGT y hasta pegatinas para los ouvreurs. La carga de trabajo era mucho mayor de lo que se percibe desde fuera. Pero también hubo muchas satisfacciones. Ver cómo cada pieza iba encajando, cómo todos los departamentos remaban en la misma dirección, fue de esas experiencias que dejan huella.

Al final, ser parte de la seguridad del Rally Islas Canarias WRC 2025 fue como correr nuestro propio tramo: lleno de curvas, sustos, ajustes de última hora, pero con la meta clara. Y aunque casi nada de esto se vea desde fuera, cada decisión se tradujo en que pilotos, copilotos, equipos y aficionados pudieran disfrutar de lo que más nos apasiona sin incidentes graves.

Y lo más importante: el esfuerzo dio sus frutos. El Rally Islas Canarias WRC 2025 no solo salió bien, salió tan redondo que ya muchos lo consideran un imprescindible en el calendario del Mundial. Una prueba que, por su organización, por la implicación humana y por la capacidad de estar a la altura de los estándares FIA, ha demostrado que Canarias está preparada para quedarse mucho tiempo en la élite.

Quizás esa sea la verdadera magia de este WRC en casa: que no solo lo disfrutamos como aficionados, sino que lo vivimos desde dentro, con la responsabilidad de cuidar de todos. Y cuando todo terminó y vimos a la gente volver feliz a casa, entendimos que cada madrugada, cada café y cada cinta roja en un mapa habían valido la pena.

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